Los nódulos, pólipos y quistes son lesiones benignas que afectan las cuerdas vocales, causando ronquera, fatiga vocal y dificultad para proyectar la voz. Su diagnóstico y manejo requieren un enfoque especializado para evitar complicaciones y restaurar la función vocal.
Historia médica detallada: Uso excesivo de la voz, hábitos como fumar, reflujo gastroesofágico (ERGE), alergias o infecciones recurrentes.
Exploración física: Identificación de síntomas como voz entrecortada, aspereza o esfuerzo al hablar.
Técnica clave para visualizar las cuerdas vocales en alta definición y evaluar su vibración.
Permite diferenciar entre:
Nódulos: Engrosamientos simétricos y bilaterales (como "callos" en las cuerdas vocales).
Pólipos: Masas gelatinosas o vasculares, usualmente unilaterales.
Quistes: Sacos llenos de líquido dentro del tejido cordal.
Biopsia (si hay sospecha de lesión atípica).
Análisis acústico de la voz (para medir frecuencia, intensidad y calidad vocal).
✅ Reposo vocal (evitar gritar, cantar o hablar en exceso).
✅ Terapia de voz con fonoaudiología: Ejercicios para corregir malos hábitos vocales y mejorar la técnica fonatoria.
✅ Manejo médico:
Antiinflamatorios (en casos agudos).
Control de reflujo (con inhibidores de bomba de protones si hay ERGE).
Hidratación y humidificación (evitar ambientes secos).
Procedimiento mínimamente invasivo bajo microscopio quirúrgico o láser CO₂, con anestesia general.
Generalmente mejoran con terapia vocal.
Si persisten, se realiza microcirugía para remodelar el tejido.
Resección quirúrgica precisa (evitando dañar el borde libre de la cuerda vocal).
En algunos casos, se usa láser de CO₂ para reducir sangrado.
Requieren disección cuidadosa para extraer el quiste sin afectar la capa vibrátil.
Técnicas de microflap para preservar la función vocal.
Reposo vocal absoluto 3-7 días (luego, rehabilitación progresiva).
Rehabilitación foniátrica (4-8 semanas) para evitar recidivas.
Control con videolaringoestroboscopia para verificar la cicatrización.
Si la ronquera persiste más de 3 meses a pesar del tratamiento conservador.
Si hay dificultad respiratoria (pólipos grandes).
En profesionales de la voz que no mejoran con terapia.
Evitar abusar de la voz (gritos, susurros, carraspeo).
Hidratación constante (2L agua/día).
Controlar el reflujo y alergias.
Entrenamiento vocal (si usas mucho la voz).